cual halago de sonrisa admira y el aroma
de tu aliento respira! Suerte, que envidioso admira
el ángel que en el cielo mora, el alma turbada, el corazón devora,
y el tiempo, al andar, expira. Ante mi,
desaparece el mundo y por mi mente
el fuego Ligero siento tu amar profundo.
Temo, en vano resistir quiero. De ardiente llanto mi mejilla inundo.
¡Delirio, gozo, te bendigo y muero! Cual principio y fin,
no puedo El alba despierta los sentidos
Y el dolor de no verte Pues sin ti yo muero Cual ave sin nido.
Solo el calor de tus brazos Y las llamas de tu amor
Son placebos que a mi alma Calma.